Por Jenny Bujosa / Traducido al inglés por Alexandra Cruz Akirov
El 3 de julio, solo un par de días antes de nuestra celebración del Día de la Independencia, tuvimos nuestro picnic tradicional y anticipado.
Fue agradable ver y sentir el entusiasmo de toda la gente. Caras felices y alegres de niños jugando juntos en familia mientras los padres charlaban e intercambiaban información. Los niños mostraron sus rostros pintados con orgullo; jóvenes y adultos jugando juntos como mejores amigos en la Gymkhana ...
Había suficiente comida para todos, gracias a Dios. Todos los que se presentaron trajeron un plato para compartir. El momento solemne de nuestra foto de grupo con la enorme bandera de Graciela, para el que tardamos unos 15 minutos en organizarnos mientras averiguamos cómo encajar a todos entre risas.
Los recién llegados se sorprendieron y comentaron “¡Nunca pensamos que hubiera tantos venezolanos aquí!”. Todas las presentaciones y networking que tuvieron lugar y la alegría de la gente en este encuentro… Las bromas y anécdotas no se quedaron fuera, por supuesto.
Sin embargo, lo más destacado de la jornada fue toda la ayuda que la iniciativa “Una mano por Venezuela” supo levantar. Pudimos recolectar medicamentos esenciales y el dinero para su envío.
Todas las experiencias mencionadas anteriormente son un reflejo de cómo son los venezolanos: personas con sentido de la solidaridad, entusiastas, alegres y con un gran corazón.
Los venezolanos que viven en Vancouver pueden sentirse muy agradecidos por esta oportunidad de reunirnos cada año en esta tierra bendita para disfrutar de nuestras costumbres y nuestra forma de ser venezolana.
¡Muchas gracias a todos los que vinieron! ¡Nos vemos el año que viene!
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